01.- VIAJE
Fui compañero de viajes del amor.
Me subí a una carreta tirada
por tristes y viejos bueyes
una mañana de frío invierno
que dejó mi alma pegada al barro victorience.
Hice mi primera escala
en la gran ciudad,
un caluroso y apasionado Santiago
me acompañó en la tarea de ser hombre.
Me vi obligado a comprar un boleto
a un Concepción triste y desgarrado,
compañero de una humedad que mojó
algo más que los muros de mi alcoba.
Viajé en barco hasta los cerros
que son bañados por el océano pacífico
y apenas un año alcance a vagar
por las calles sucias de Valparaíso.
Esta vez me embarqué hacia el sur,
baje del bote finalmente
en un invierno frío y solitario
de un Chillán que me prometía cobijo.
Una vuelta alrededor de Chile,
con sus ciudades y estaciones,
sus cambios climáticos, y
todas las mujeres que conocí,
fueron los testigos de cuanto viví,
disfrute y sufrí como eterno caminante.
GALVARINO
02.-
Cuatro cuadras, cuatro casas.
Muchos cerros que tornan sofocante
el aire que quema las fosas
de una nariz pequeña y morena.
Galvarino, con su río.
Único atractivo de pequeño crío,
que algunas vez alcanzó a ver tu plaza.
Nunca vi en otro pueblo,
un lugar de muertos que mira desde el cielo.
En un día de tu apacible vida,
vi la luz radiante de la existencia,
cuando Febrero gastaba sus últimos días.
Era época de hipíes y libertarios,
una raza que no se conoció por esos lares.
No te conocí Galvarino,
no alcancé a tomarte cariño.
Antes que naciera un nuevo calendario,
yo comenzaba a ser educado,
en el arte de ser eterno caminante.
VICTORIA
03.- Conocí la luz en frías tierras,
donde la vida se vestía de desesperanza
y el viento silbante
impedía aligerar el tranco.
Vi cruzar interminables inviernos,
que ocultaban demasiado tiempo
los escasos y apenas tibios rayos de sol,
que no alcanzaron a transmitir optimismo.
Un villorrio antes glorioso,
que aumentó sus casa y habitantes;
espectros que deambularon
en busca de alguna ilusión.
Mis pasos retornan, a veces,
a esos tristes días de infancia
y, al calor de un mísero fuego
rememoro tiernos días de juventud.
Hoy alejado de tus trigales,
de laureles y de gualles,
en otras tierras lejanas,
evoco de Victoria el primer amor.
04.- FUERTE VICTORIA
Un fuerte que siempre fue débil,
dio origen a mitológica historia
de héroes que en la hora del descanso,
soñaron una gloria que nunca llegó.
Ni Quilapán pudo doblar la mano,
a la quimera grandilocuente de Muñoz Vargas,
y en el cerro que mira al pequeño río,
se alzó, o ¿se enterró? Por siempre el sueño.
Justo allí, crecí y me hice hombre,
soñé la vida en natural color verde;
aunque blanco y negro resultó siempre
la existencia victorience en el Bajo Traiguen.
Piedra, barro y frío, de vez en cuando
alguna pequeña pluma de blanca nieve.
Siempre débil, lo que en sueño fue fuerte,
siempre derrota en lo que alguna vez,
algún iluso soñó como Victoria.
05.-SOY
Soy lo que el pasado oscuro
trajo en masas de aire cálido,
llevo en mi cuerpo imperceptibles marcas
de latigazos del frió que en invierno
bajó a Victoria de las altas montañas.
Soy el heredero de toneladas de esperanza
que dejó un día tiradas mi padre.
Poseedor del realismo exacerbado
que me entregó un día la mujer
que en acto de amor me trajo al mundo.
Cargo sobre mis hombros
el madero de una pesada cruz
de insatisfechos y loables proyectos.
Mis ojos traspasan un cierto apetito
de ilusiones, sueños y utopías humanas.
Soy mezcla rara de pesares y esperanzas,
soy añoranza de tiernos días,
que quedaron atrapadas en la antigua cama
de la mujer que un buen día me educó
en el arte de ser hombre.
Soy lo que el porvenir me depare,
soy lo que construyo con mis manos,
soy experiencia y sueños humanos,
soy un eterno e incansable caminante,
06.- NIÑO EN LOS SETENTA
En días de los setenta,
fui niño que jugó en el barro
y dejó para siempre estampadas
sus pequeñas huellas en aquel villorrio.
Cemento y asfalto eran solo un sueño,
Miraflores se llamó mi calle.
Las únicas plantas que observaron mis ojos
las cultivó mi abuela en su propio patio.
Cuatro tablas y unos cartones,
dieron cuadro de cálido hogar
a niñez de pequeño hombre,
que se hizo en el Bajo Traiguén.
Yo también me mojé los pies
caminando por sucio canal,
fui niño travieso y agrandado,
enamorado, amigo y servicial.
Fui a una escuela antigua y pequeña,
de hombres la número uno,
amigo de la pelota, antes que de los libros,
niño victorience fui yo también.
07.- CAUCE DE AMOR
En Victoria conocí el amor:
Cauce por donde baja un torrente,
que ha brotado gota a gota del corazón,
para transformarse en un torrentoso río
que se encamina por las regiones del afecto.
Amor de amigo, primera estación,
dar y recibir sin pedir nada a cambio,
cultivando la cualidad de la empatía.
Tuve amigos verdaderos en victoria,
cuando en miraflores fui un niño.
Amor fraternal por provenir de un mismo padre
y de las mismas entrañas maternas.
Unidos por la carne y la sangre,
uno solo en el verdadero afecto
María Angélica y Viviana, yo les amo.
Amor filial es tributo.
De ustedes recibí todo lo que soy,
mi violencia y mi dulzura,
mi intolerancia y mi paciencia,
yo les amo y agradezco
por haberme convocado
en esta tierra a la vida.
Amor paternal-maternal
desde que me engendraron he conocido,
su afecto y su cuidado,
su cariño y sus desvelos.
El fruto de un amor eterno,
he recibido de Silvia y José Guillermo.
Amor Heros tiene un nombre.
No hay amor más grande,
por ti renuncio a todos los amores,
contigo mi vida se ha completado,
soy tuyo, yo te pertenezco,
yo te sueño y espero mujer.
08.- ARAUCARIA
Un Araucaria centenario se alzaba al cielo
sacudido violentamente por el viento.
Era un columpio infantil de Ángeles
que desde que comenzaba el otoño no dormían,
he insistían traviésamente en jugar.
Desde mi lejana ventana contemple extasiado
el paisaje de una latitud antiguamente nueva.
Era el jardín de mi vieja abuela,
un oasis de esperanzadora vida,
que comenzaba lentamente a marchitarse
con el paso quejumbroso de los meses.
Las viejas ramas comenzaban a crujir,
hojas de árboles vecinos cubrían el pasto,
unos pájaros entumidamente pasivos
buscaban el descanso de días ya vividos
en otro vecino y decadente jardín.
Delgado y gigante árbol centenario,
no hubo frutos, alimento aborigen entre tus ramas.
Centenares de años, millares de días
has contemplado desde este agitado sitio
y entonces observaste mi infantil sentido de vivir.
09.- TERMAS DE TOLHUACA
Conocí un sitio cercano,
en un paseo de mi infancia.
Un agua verde que olía a azufre
calentó mi fría y morena piel,
ese húmedo de día de fines de abril.
Energía explosiva de un cercano volcán
revitalizó mis jóvenes días
en un chapuzón azufroso de vida.
Que idílico paisaje me mantuvo angustiado,
aguas que revitalizaban la vida,
una vida que solo quería compartir.
La lluvia cayó sobre la rústica piscina
mis helados huesos se calentaron por completo,
sólo, aunque fraternalmente acompañado
mi corazón tiritaba de fría soledad.
Compartir con mi alma gemela
este idílico rincón,
donde la naturaleza hizo brotar
un cañón de agua y fuego milenario,
era el sueño que me invadía.
En Tolhuaca te espero
para entibiar algún día,
algo más que mis viejos huesos,
en Tolhuaca mi corazón,
desde aquel día,
fría y tiernamente te llama.
10.- PAISAJE DE MUERTE
Un cementerio de árboles secos
añadió misterio a mi camino.
Solo una curva del pedregoso camino
me enfrentó a tan doloroso paisaje.
¿Quizá que año vio terminarse
esas verdes vegetales vidas?
¿Quizá que manos empuñaron el hacha
que separó en dos las venas
por las que fluía la sabia de la vida?
Unos árboles dolorosamente muertos
yacían a lo largo de ese camino,
que contraste contemplaron atónitos caminantes
de estas húmedas y sureñas laderas.
La vida inevitablemente se nos va
aunque mucho aliento vital
escurra hasta nuestros sedientos pulmones.
Árboles muertos que no son ya ni combustible
para calentar el lecho de los pobres,
evocan y evocan hoy nítidamente
aquellos días de dolor victorience.
11.- VOLCÁN TOLHUACA
Un vapor azufroso brotaba de la roca,
unas aguas cálidas mojaban mis pies.
Que energía se desarrolla al interior,
donde mis ojos no pudieron espiar,
el rugir centenario de ese volcán.
Una cueva interna apenas en la roca,
de centenaria masa volcánica.
Me invadió un temor loco,
parecía que todo iba a explotar.
El volcán seguía su actividad,
su milenario trabajo energético proseguía,
mientras solo una pequeña columna de vapor
y una suave corriente de aguas cálidas,
nos hacían notar su presencia amenazante.
Ese volcán era yo, y era alguien más,
millones de energía acumulada.
Vapor y agua en diminutas cantidades
enseñada al mundo que nos rodea,
y una erupción enorme reservada
para un futuro y secreto lecho de amor.
12.- RÍO TRAIGUEN
Un riachuelo color barroso
mojó mis jóvenes pies,
cuando el calor de Enero,
aparentaba ser fuego quemante,
que calcinaba solo en sueño.
Un día y otro, chapotee en el agua,
cuando aullaba el hombre,
que pretendía abandonar
desde mi pecho a la corta infancia,
en un cada vez más angosto río Traiguen.
Las sucias aguas fueron bautismo
en un sagrado rito de iniciación,
que me transportó de niño a hombre,
justo a la hora en que el destino,
me disponía para un eterno viaje.
SANTIAGO
13.- PRIMER VIAJE
Un camino interminable
me trajo a este antiguo lugar,
largas horas de atravesar incontables valles
me hizo descansar en esta sequedad.
Muchos ríos, canales y mares,
bosques, vegetales, huertos,
cientos de caminos laterales,
miles de caminantes a mi lado.
De sur a norte, este viaje;
recién llegado y con añoranza
de un rápido regreso
a mi nido en apartado lugar.
Con miedo de transformarme
en otro eterno caminante,
quisiera anclarme a tu lado.
Mi corazón no resistirá otro viaje,
añoro descansar en tu regazo.
14.- ACOGIDO POR SANTIAGO
1985 me hizo cambiar de golpe,
joven contemplé la gran ciudad,
una mañana aún calurosa.
Fue el año del gran temblor,
conocí entonces la rabia escondida
en las placas subterráneas,
que agitan de vez en cuando la tierra.
Un desafío hermoso pero incierto,
en la entrega generosa de la vida;
un riesgo que bien valía la pena
me hizo aceptar la nueva formación.
Santiago fue cobijo
o, ¿acaso fue perdición?
Mezcla de santidad y perversión
resultó el descubrimiento de tus calles.
Todo corrió veloz,
los vehículos, las estaciones,
los años, los estudios,
todo por tus calles se agitó.
15.- HUELËN
Una escala interminable,
me condujo a un punto lejano,
donde casi toqué el cielo.
Pasé un tremendo susto,
en la altura de Santiago.
Justo a la hora en que el sol,
alcanzaba de nosotros
su punto más cercano;
un estruendo amenazó mis tímpanos,
cuando en el medio día de mi vida
me despertó de las 12 el cañonazo.
En Huelén me introduje en Santiago.
Al bajar sus gastados peldaños,
uno a uno me descubrieron
el extraño y desconocido comportamiento
de los jóvenes amantes.
En Huelén se me abrieron,
como viejas prisiones,
los instintos animales.
En Huelén, mi mente volvió a Victoria,
al recuerdo de juveniles amantes.
16.- CERRO SAN CRISTOBAL
Una piedra milenaria
en el lugar preciso,
desde la hora del origen,
en la hora del homo sapiens,
hasta esta hora que es mi hora.
Una piedra ha contemplado
mi trepar cansado por las laderas de San Cristobal,
y ha ofrecido tosco y reparador asiento
para mis temblorosas y cansadas piernas.
Duro pero reparador descanso.
Me despido para continuar trepando.
Me despide y contempla mi alejar sereno.
¿Cuántos abran pasado antes
siguiendo el mismo abrupto camino?
¿cuántos caminantes se habrán tocado
con este ser inerte de antiguas montañas?
¿cuántos repararon antes sus débiles fuerzas,
vista al infinito, sentados en la ladera?
Tal vez alguno alcanzó la cima,
tal vez muchos desistieron antes.
Tosca y dura piedra milenaria,
testigo inerte y silencioso
del sueño de eternos caminantes.
17.- ACLARA EN SANTIAGO
Una pequeña luz emerge en las montañas,
lentamente, paso a paso comienza a descender,
metro a metro todo adquiere nuevo colorido.
Los pájaros sacuden sus pequeñas alas,
los reptiles comienzan a correr.
De oro se está cubriendo este valle,
amaneció otro día, llegó de nuevo el sol.
Más verde en las montañas,
amarillo en los campos y sembrados,
color plata en los techos de las casas.
Los hombres perezosos se levantan
e instintivamente comienzan a correr.
Rugen motores, al cielo se alzan humos,
amaneció el nuevo día
la muerte se apoderó de la gran ciudad.
Recién clareado el nuevo día,
y cuánto añoro el advenir de la noche.
Prefiero la vida en blanco y negro,
donde la falta de solar luz,
nos hace a todos iguales;
espectros humanos que caminan,
sin importar la marca del ropaje.
De noche, en Santiago, somos todos iguales.
18.- EXTRAVÍO Y VIAJE
Otra vez te observé desde el cielo,
cuando en San Cristóbal,
me encontró la oscura noche de Abril.
Un mar de luces daban cuenta
de la encendida existencia
que escurría por tus modernas arterias.
Me enamoré como un pueblerino
de la agitada vida santiaguina.
Perderme en tus calles,
gozar del sereno anonimato,
me hizo sentir adoptivo polluelo
que deambulaba al cobijo tranquilo
de una extraña madre.
Pero eras desnaturalizada
y me extraviaste en ese mar de luces.
Solo la brújula heredada
en la tranquila y serena Victoria,
permitió encontrar el camino del regreso,
justo en el momento en adquiría los pasajes
para un nuevo incierto viaje.
CONCEPCIÓN
19.- PENQUISTA
Llegué a la cuna de la revolución
con la esperanza de encontrar,
el espectro de un Miguel Henríquez,
la herencia valerosa de Sebastián Acevedo,
un pujante movimiento de izquierda
que siguiera vivo en la clandestinidad.
Encontré apariencias, círculos cerrados,
ni un atisbo de fraternidad revolucionaria;
la conciencia social cedió lugar
al individualismo y la apatía.
Penquista, me suena a algo mediocre.
Estoy desrrielado en Concepción.
Grandes edificios, una universidad
con aire de mezquina grandeza,
orgullosa de un pasado antes glorioso.
Muchos ritos, muchos mitos,
demasiada humedad y poco sol.
No hay espacio para los nobles ideales.
Me siento preso en Concepción.
20.- INVIERNO PENQUISTA
El agua escurre por los muros
hasta llegar al limpio suelo,
que una pobre mujer
enceró esta fría mañana.
Aún huele a cera,
una cera que resiste a secarse,
y ayudada por el agua
que respiran los helados muros,
comienza a ponerse resbaladiza.
Una sentencia condenatoria,
oculta y mal intencionada
me trajo de regreso al sur.
Sigue lloviendo afuera,
las gotas golpean fuerte
los vidrios de mi ventana,
que impiden que estos goterones
disparados desde el cielo,
encuentren cabida en mi pecho.
21.- CUMPLEAÑOS
Otro año,
otro cumpleaños me sorprendió
en penquistas nuevas tierras.
¿cómo ha pasado el tiempo?
¿cuál tiempo?
¡cualquiera!
¿Qué es el tiempo?
Una forma de medir el movimiento
de la tierra en el espacio.
¿Ese es mi tiempo?,
tal vez por eso ocupo tanto espacio.
Ese tiempo fue mi tiempo.
Y después de este tiempo,
vendrá otro tiempo.
¿Cómo será este nuevo tiempo?,
¿quizás tan relativo como el tiempo?
que tampoco es igual a clima,
ni clima igual a clímax.
Espero que este nuevo tiempo
sea mejor que el clima,
pero nunca tanto como para superar al clímax.
Otro año, otro tiempo ¿otra vida?
La misma vida pero otro tiempo.
He de vivirla, he de disfrutarla
porque se me puede ir en
menos de tres tiempos.
22.- ETERNA JUVENTUD
Otro día rodeado de niños,
es como si los años
se resistieran a pasar.
Casi sin darme cuenta,
llegué a la treintena.
Concepción me mantiene joven,
o, tal vez me engaño,
y solo estoy resistiéndome a envejecer.
Las actividades hacen que los días
transcurran con mucha velocidad.
Saco la cuenta de lo poco
que he echo con mi existencia.
Contemplo los rosales,
tan pequeños cuando llegué
y ya parecen arbustos viejos.
Estoy echando raíces,
sin sentido en este sitio.
No quiero emprender otro viaje
y se que el autobús pasará de nuevo
ofreciéndome otro pasaje.
23.- BÍO BÍO
El río sigue su curso,
aunque a veces parece no existir.
Te contemplo desde el Juan Pablo II,
eres apenas un hilillo,
aunque, alguien comenta a mi lado,
subterráneo eres un caudal torrentoso.
Esta mañana, desde el Puente Viejo,
sacudido por los autos y las micros,
contemplo cuánto has crecido,
y con qué fuerza te deslizas hacia el mar.
Ayer parecías un tierno crío,
hoy tienes la fuerza de un Goliat.
Bío Bío, ¡otro puente!,
dónde sólo ayer moría Carrera
y eras barrera majestuosa,
una flecha te ha traspasado.
Por la rivera un paseo te contempla
y solo yo te veo sangrar.
24.- DESEMBOCADURA
El mar está tan próximo,
y a la vez tan lejano.
Un día vi al Bío Bío
que desembocaba en la inmensidad.
El Pacífico perdía su paz,
cuando un bravo Bío Bío
luchó palmo a palmo,
antes de ser derrotado por las olas.
Una vieja roca fue testigo
de la dispar batalla,
la misma roca que en Ramuncho
se había deleitado con la pasividad.
Yo también pelee en Concepción,
y en desigual batalla,
como el valeroso Bío Bío,
sufrí la cruel derrota.
25.- PASEO
De un extremo al otro,
acompañado del trinar de pájaros,
recorrí el Parque Ecuador.
Adolescentes y adultos, hombres y mujeres,
han encontrado en este cuidado césped,
un secreto nido de amor.
Llegué al Puente Viejo.
Me decidía a cruzarlo,
muchos minutos de caminar cimbrante,
me permitió conocer la mezcla amenazante:
agua y arena, trampa mortal,
que contrasta con el escurrir sereno del caudal.
Cruzado el viejo puente,
hay que tomar una decisión:
¿San Pedro de la Paz o Santa Juana?
Me detengo en el cruce,
subo a una vieja micro,
me regreso al rutinario Concepción.
26.- BARROS ARANA
Oscurece en tierras penquistas
y la cama no me quiere recibir.
Lanzado por la ventana escapé
y bien pronto mis lentos pasos,
cruzaron de un punto a otro,
el paseo Barros Arana.
Unos cuantos estudiantes ya bebidos
y unas chicas con olor a bohemia,
son los únicos noctámbulos,
que no permiten dormir a la ciudad.
Ya casi enfrentado a la vieja plaza,
dos travestís conversan a un taxista,
que abre una boca que traga aún más sueño.
Una vuelta a la Plaza de Armas
y ya es hora de echar pie a tras.
Otra vez en mi alcoba,
otra vez sin entender porqué.
Otra noche de soledad.
27.- LAGUNAS
Muchos ojos lo espían todo,
por todos lados aparecen;
intento escapar cruzando el río,
¡ahí están! dos grandes pupilas:
Laguna Grande, Laguna Chica,
en San Pedro me siento observado.
Me dirijo a Talcahuano
para estar solo conmigo mismo.
Otra vez la misma sensación,
los mismos dos ojos boyeristas
y uno nuevo entre las cejas:
Las Tres Pascualas está vez.
Escojo otro camino,
tomo por Lorenzo Arenas,
de todas formas quiero llegar al puerto
y un nuevo ojo se interpone.
Es Laguna Redonda con sus prados
que no deja de mirarme.
Por todos lados aparecen,
ojos penquistas,
lagunas centenarias,
que acompañan espían
a esta sureña ciudad.
28.- OJOS VERDES
El sin sentido encontró sentido,
ojos verdes se detuvieron en mi,
y por un instante, aunque corto
me encontré profundamente iluminado.
Será que todo está alcanzado su sentido,
justo ahora que el momento de viajar
se hace más próxima he inevitable.
Tantos días con deseo de empacar,
de tirar tantas cosas inútiles,
acumuladas a lo largo de estos años,
y justo ahora aparece esta mirada.
Parece que la niebla de tantos años,
se hubiera disipado del cielo penquista.
Todo adquiere sentido,
no, no quiero viajar de nuevo.
29.- CAMINO Y SUEÑOS
Camino de innumerables cuadras,
me deslizaron en medio de mucha gente.
Presurosos pasos a mis costados,
acompañaron el caminar cansino
de hombre que quería llegar a tu lado.
Una cuadra, otra esquina,
solo unos pasos me separaron de tu lado.
Ante tu puerta se detuvieron
mis cansadas piernas de hombre
que se aferraron a un sueño irrealizado.
Otro día de visita a tu lecho
me sorprendió en apasionado y loco
pacto de clandestino amor.
Sudor y fluido, mudos testigos
de mi último día en Concepción.
Otra vez las cuadras de camino
y la gente que camina veloz.
Mis pasos más cansados pero felices
regresaron el ya pisado camino
hasta el lecho en que otra vez te soñaré.
BREVE
ESTACIÓN
INTERMEDIA
30.-
Una vieja estación
detuvo el rugir de los vagones,
me encontré desrrielado
en tierras de héroes.
Un frío de lápida mortuoria
me llevó a refugiarme,
en olorosa y cálida cama,
de la que no quería despertar.
Fue la escala más corta
y la más dichosa que he vivido.
La mañana trajo el calor,
y el calor desencadenó la pasión.
Vi flores, frutos, dicha y placer,
frío, nieve, calor, sudor;
héroes, poesía, vino y amor;
por Chillán tuve un pasar feliz.
Y, de pronto, otra vez
me llamaron los helados rieles.
Con dolor subí al último vagón
que me condujo en dirección al mar.
Lentamente se alejó también la paz,
apenas recorrido unos cuantos metros,
una sensación triste e insoportable,
¡algún día debo regresar!
VALPARAÍSO
31.- Cómo llegué hasta el océano,
es cosa que no puedo explicar.
Mis pasajes indicaban un valle,
viajaba en un viejo y oscuro tren
y me despierto desembarcando
en un desconocido Muelle Prat.
A mis espaldas solo agua,
hacia el frente pequeñas casitas,
de los colores más variados.
Parece un jardín encantado,
que alguien ha colgado del cielo.
El barco no volverá a zarpar,
nadar hasta el infinito me da miedo.
Adentrarme en el Barrio Puerto
puede ser peligroso, en fin,
ya llegué sin saber cómo,
tal vez alguien me indicará como salir.
32.– AMERICAN BAR
Una afilada hacha trizó
la dura racionalidad
y el camino se hizo alocado,
compilación de actos sin sentido.
Un discurso larguísimo,
palabras interminables,
como eslabón de infinita cadena
retumba en mis oídos.
En American Bar,
la locura está bailando,
un arrítmico cuadro,
la música es clásica,
pero los pasos de rock and roll.
Lo cuerdo y lo racional,
se encontró en éste extraño puerto.
Y, tal vez las olas de esta brisa marina,
trajo estas aleladas palabras.
33.- OTOÑAL SENTIR
Rojizos árboles del camino,
hermoso atardecer de otoño,
acompañan mis extraviados pasos
de sorprendido mal observador.
Una hojas secas contrastaban
con el verde furioso del mar,
que un hombre de pasos cansados,
insistía inútilmente en amontonar.
Un sol lejano enviaba tímidos rayos,
mientras una húmeda brisa de la tarde
alborotaba nuevamente las hojas,
que se resisten a ser basural montón.
La muerte se había posado en los árboles,
cuando la vida había brotado en el suelo.
Que extraño y alucinante contraste,
seco en el árbol y un verde en el suelo
que se prolonga hasta el océano.
Mis pasos se hacían aún más lentos,
se me moría algo hermoso en el árbol,
una tristeza profunda en el alma,
no alcanzó a ser borrada por el verde
que se interna en el océano.
34.- A MI PERRO
En la soledad de este puerto,
con la mente fija en el recuerdo
de un pequeño alto en el camino,
te recuerda viejo amigo:
Qué sentimiento te embarga
viejo compañero de correrías
en heladas tardes de invierno.
Como extraño tu mirada
que parece entender
hasta los más aletargados sentires.
Cuantas noches velaste mi sueño,
cuantas mañanas contemplaste mi despertar.
La negra y cruel distancia interpuesta entre nosotros
me impide al pronunciar tu nombre,
contemplar como alzas tus orejas,
saltas sobre mi espalda,
y corres por los verdes prados.
¿A qué amo obedeces ahora?
¿A quién suplicas tu ración de cariño?
¿Cómo trascurre tu vida?
Fiel amigo, perro mío.
35.- MUELLE PART
En el muelle principal
me vi extraviado en medio de tanta gente
que contemplaba alborozada,
un elefante blanco que surcando las aguas
atracó en el bullicioso muelle de Pancho.
Una foto a doscientos metros
con el monstruo a las espaldas,
resultaba un gran trofeo;
mientras las cabezas amarillas
que asomaron por la escotilla,
trasatlánticamente agitan su manita.
Unos pequeños botes nos llevaron,
recorrimos por unos míseros pesos,
toda la extensión de la bahía.
De regreso al bullicioso muelle,
ya no había trasatlántico,
pero seguía el alboroto
y el viejo ritual de sacarse fotos.
36.- SIN CONOCER VALAPARAÍSO
Un año de soledad,
resultó estar anclado
a la orilla de esta costa.
Todo bullía en el barrio puerto;
las luces me llamaron,
me guiñaron el ojo,
noche a noche
y yo, sin poder desembarcar.
El Barco antiguo de mi vida,
resultó ser extraña prisión.
Placeres fue solo un sueño,
porque apenas llegué a Esperanza
sin haber disfrutado siquiera de Recreo.
Bella Vista, se me escondió
y Barón me invitó a integrarme al jolgorio.
No pude llegar al Cerro Alegre,
mi corazón estaba más cerca del Cordillera.
Encaminado por Pedro Mont,
mis pasos fueron desviados:
Playa Ancha era mi meta,
pero terminó todo en Merced.
37.- UN BANCO DE LA O´´HIGGINS
Tomé el sol muchas mañanas
en un viejo escaño de la Plaza O´´Higgins.
Mal oliente esos maderos,
por la noche fueron cama
de un viejo marinero
que desembarco en el Muelle Prat
y se sintió llamado a embarque en esta plaza.
A mi lado una delgada mujer
de dientes saltados y amarillos
que denotan un sufrir gozoso.
Cuarenta años que parecen sesenta,
ojos negros achinados dejan caer
una gruesa gota de aguas lluvias
cuando recuerda su infancia en Valle Central.
El banco ahora mojado
como un viejo y triste bote,
me recuerda que a esta banca
llegamos todos los que en el corazón
llevamos la marca de la desdicha.
Me levanto antes que el ancla
se torne mohosa y pesada,
y atrapada en alguna submarina roca,
me deje atado como estos dos espectros
a este barco de esta plaza.
38.- J. CRUZ
Una pareja conversa románticamente,
dos hombres jóvenes hacen un brindis.
Unos cuantos marineros ya borrachos
y unos viejos que desembarcaron hace tiempo,
saborean una grasosa chorrillana.
Unos tristes y mal vestidos viejos,
espectros de un Barrio Puerto
de otros tiempos ya vividos,
guitarra desvencijada en mano,
entonan la misma y dolida canción,
siempre en bolérico ritmo.
Cuatro poetas interrumpen a la pareja,
únicos concurrentes interesados
por los versos ya trillados de amor.
En las paredes muchos recuerdos
evocan un barco de otro siglo,
el aire se torna algo pesado,
como acumulación de oxigeno ya inspirado..
“La Joya del Pacífico te llaman los marinos...”
continúan entonando los viejos.
Ya no queda chorrillana en los platos,
la cerveza se evaporó de los vasos,
los poetas se retiraron al descanso,
la pareja se despide algo apenada.
Ya no volveré más al J. Cruz.
39.-MUELLE VARÓN
Me interné a paso seguro
por en medio del océano.
Caminé cual Mesías sobre el mar,
hasta el último extremo
de un Varón antes glorioso,
que de noche mira a los cerros.
Ya no llegan los grandes navíos,
ni las lanchas más pequeñas
de los modestos pescadores.
Se desviaron los botes a otras caletas
desde donde también se divisan
los mismos iluminados cerros,
de un noctámbulo Valparaíso.
Centenares de luces comienzan a vestir
de año nuevo todas las noches,
que acompañan el dormir,
o ¿acaso amanecer?
del noctámbulo carrete
de la siempre viva Joya del Pacífico.
¿Cuándo anclé en este muelle?
No soy hombre de mar.
Este monstruo que extasía
fue siempre un perfecto desconocido;
y ahora me atrae hacia sí.
40.- PLAZA VICTORIA
El chaleco salvavidas bien ajustado,
las ropas escondidas en mi viejo casillero.
Lanzado al agua por la proa,
para no ser impávidamente sorprendido
y reembarcado burlonamente en el navío.
Nade hasta la iluminada Plaza Victoria,
en busca de la Victoria de mi infancia.
Me costó reconocerme entre extraños,
transeúntes que no eran los de mi tierra,
más bien me parecieron marineros
desembarcado de algún barco pirata.
Todos reían a carcajadas,
mientras dos payasos hacían chiste
de cuantos se detenían a observarles.
Temeroso de ver descubierta mi facha,
de naufrago en nocturno escape,
me deslicé a la otra esquina.
Un hombre flaco miraba el Tarot.
Apenas reparó mi penosa facha,
me ofreció su artimaña.
Desesperado huí hacia las olas
y nadé de vuelta al barco,
ha hurtadillas trepé por la proa,
justo antes de la hora de zarpar.
41.- DESAFÍO
De la Soto Mayor al Cerro Alegre,
del Membrillo al Concepción.
De la Portales a los Placeres,
de Varón a las Monjas.
Siempre de mar a cerro,
temeroso de las grandes olas,
que azotan y rugen,
amenazando con ahogar
hasta al mismísimo Espíritu Santo.
Hoy quiero caminar al revés,
del Polanco hasta la Aduana,
desde el Artillería hasta el Muelle Prat,
cansado estoy de mirar desde la altura
tu rugir amenazante.
Hoy, te desafío mar,
hoy me enfrento a Neptuno,
no le temo a los corsarios.
Desde el Reina Victoria,
que me acerca a mi infancia,
alzo la vieja pero aun reluciente
espada que me heredó mi padre.
Derrotaré a los monstruos submarinos
que han tomado las caletas
y me redimiré del sin sentido,
con el que por un año me aprisionaste
manteniéndome alejado de los muelles de embarque.
42- ALIVIANADO EL EQUIPAJE
Hoy voté la basura,
papeles amarillos y polvorientos
que daban cuenta del tiempo que dejo atrás.
Alivianado está de nuevo mi equipaje
para el viaje en este barco
que me conduce a nueva etapa.
Solo me quedan unos viejos libros
que seguramente pesarán sobre mis hombros
y el recuerdo siempre vivo
de experiencias ya sencillamente asumidas
por quienes con anterioridad emprendieron este viaje.
Mi equipaje son miles de líneas escritas
en viejos papeles de autores respetados
y en hojas tersamente nuevas
de este inexperto, ingenuo y tonto escritor
que insiste sin sentido en escribir alegrías y penas.
43.- DESPEDIDA DEL MAR
Me estoy despidiendo del mar,
ese hermano misterioso
que seduce la mirada hasta el infinito,
testigo ruidoso y temerario
de muchos días de soledad y depresión.
Olas salen y vuelven a recogerse.
Espectros de antiguos pescadores,
que no volvieron a ver la tierra,
cargan cofres de pesares
que dejo frente a estas costas.
Esta extraña y ajetreada tarde
me obliga a pensar en el nuevo amanecer.
Me recibirán blancas montañas
de espíritus milenarios,
habitantes eternos de los volcanes.
¿Encontraré en remotas tierras
lo que alguna vez tuve,
y que todo este tiempo soñé?
Mañana amanecerá un nuevo día,
Hora de regalo de seres mitológicos,
que serán silenciosos testigos
de mi recordar las lagrimas
que dejé esparcidas frente al mar.
CHILLAN
44.- ENTRE MAR Y CORDILLERA
Un círculo vicioso ha resultado todo.
El punto de partida en verde valle
donde se perdió para siempre mi infancia.
Pasé luego a las cercanías de la cordillera,
para bajar hasta las barbas mismas
con que Neptuno se asoma desde el mar.
Siempre lo mismo, subiendo y bajando,
eterno viaje entre la cordillera y el mar.
Atrás quedó otra playa,
mis zapatos quedaron atrapados en otro muelle.
Otra vez las montañas blanqueadas por la nieve;
esta mañana he despertado en Chillán.
Entre el Ñuble y el Itata tendrán que moverse
esta vez mis viejos pasos de hombre.
Entre el Volcán y el longitudinal sur,
entre viñas y remolachados campos,
entre el dolor y el amor mil noches soñado.
Aquí estoy, acógeme otra vez Chillán.
45.- OTRO CICLO
Es este otro ciclo,
un tiempo incierto pero nuevo,
oscura y triste es aun la noche
de la era dolorosa que queda atrás,
pero el sol del nuevo amanecer
hará más cálido el nuevo despertar.
Días por venir tiernamente esperados
me devolverán el aliento vital,
el rocío húmedamente hermoso
de la nueva mañana de mi existir
será la sabia de la que se nutra dulcemente
el nuevo brote de mi renaciente jardín.
Esas horas serán el tiempo eternamente
esperado que ningún reloj alguna vez soñó,
tiempo de naciente nueva vida,
tiempo de despertar a antiguo amor.
Un tiempo incierto pero nuevo,
otro ciclo, en Chillán, inauguro hoy.
46.- NOCHE DE BRUJAS
Es viernes, es de noche,
otro aquelarre se está realizando
en la oscura cueva de Quilmo.
Las brujas son Zorras
que corretean a los afuerinos intrusos.
Tengo que llegar a Chillán,
el camino desde San Ignacio
se hace oscuro y silencioso.
La antigua huella de los Pincheira,
está extraviada y es menester
seguir por sendero de brujos.
Pido claridad al limpio cielo,
y la cruz de los 30.000 muertos
es luz que alumbra el camino.
Ya estoy entrando en Chillán,
me interno en las cuatro avenidas,
muy atrás a quedado el maligno;
en Chillán triunfa la vida.
47.- CALLES
De norte a sur, de cordillera a mar,
todo es perfecta simetría.
Pasada la línea del Ecuador,
me decido a conocer Chillán.
Cruzo el sigilosamente el Itata
sin que me sorprenda Gamero.
Vega de Saldías me sale al encuentro
y me conduce a la Libertad.
Una Constitución sólida como un Roble,
me deja en un estero Maipón
justo a la hora en que Arturo Prat
ha sido valerosamente glorificado.
El Cocharcas del Perú es un desconocido,
que no me impide atravesar el fuerte Purén,
para enfrentarme a una Collín,
antes simplemente avenida sur.
De cordillera a mar,
la Argentina a quedado atrás
y Yerbas Buenas me recuerda una Independencia
por la que se sacrificó el Sargento Aldea.
Una Euforica Isabel Riquelme
me invita a alegrarme en 5 de Abril;
Arauco está de fiesta
porque un 18 de Septiembre
nos recuperó la dignidad.
Carrera también se asoma
y un Claudio Arrau interpretará después
el gran triunfo de O´´Higgins,
que hizo florecer las Rosas
antes de llegar a la que ahora es Brasil.
48.- TERREMOTO
Una Chillan muchas veces golpeada y sacudida
por las placas subterráneas del universo.
"Ciudad del Movimiento", fuiste apodada,
después del funesto Enero 24,
que trajo muerte y desolación.
Despierta, ya son las once y treinta y dos,
la tierra asestó un zarpazo otra vez.
En sacudida brusca y violenta,
está derribando adobes, ladrillos y vigas
que aplastan toda esperanza.
Una mano poderosa, sobrehumana,
-la del destino ciego-, ha desgarrado
las entrañas mismas de la tierra
cuando un sacudón epiléptico,
trajo la noche más oscura.
No me sacudas demasiado Chillán,
si es que en ti he de echar raíces.
Cambiemos juntos el destino,
ya de sacudones sabemos demasiado.
Levántate como moderna ciudad
que yo me levantaré como nuevo hombre.
49.- PLAZA VICTORIA
Buscando mis propias raíces,
atraído por solo un nombre,
me encontré una mañana
tomando el sol en una Plaza la Victoria,
que nada tenía que ver
con la pequeña Victoria de mi infancia.
Estos parajes hermosos
que evocan la gloria de Chacabuco,
guardan espectros por millares,
almas en pena, espíritus del terremoto.
Una cruz por mucho que se alce al cielo,
no basta para que descansen de una vez
los pobres espíritus chillanejos.
Entre los danzantes de otro tiempo
y de un espacio que no reconozco,
baila mi bisabuelo, don Leopoldo.
Me recibe con una sonrisa desconocida.
¿Seré también yo otro espectro
que en Chillán se reencuentra consigo mismo?
50.- TEATRO
El teatro se vino abajo,
la función no alcanzó a terminar.
Los chiquillanes tomaron venganza otra vez,
ya es la quinta destrucción.
Incendio, inundación, terremotos,
que porfiada es esta ciudad,
estoicamente resiste y se levanta de nuevo.
Será que aquí no hay derrota
o los espíritus cataclísmicos
se resisten a abandonar el valle.
La función nunca concluirá,
nadie recuerda cuál era la obra,
ni el nombre de su director.
Hay un teatro que se abre de noche
y unos actores de otra dimensión,
que continúan una perpetua
e inconclusa representación.
Solo, yo guardo el secreto,
conozco bien la situación.
Pero, no, no lo diré.
Tal vez cuando sea clausurado el teatro
y se pronuncie el “mierda, mierda”,
en el día de mi última función.
51.- HISTORIAS; HEROES Y ARTISTAS
De bandoleros y chacales
guardas secretas historias.
Los Pincheira y sus saqueos,
un Nahueltoro revolucionado
por la sangre parricida
que otra vez enlutó a Chillán.
De escritores, poetas y cantores,
también hay dulce memoria,
por aquí pasó Pablo Neruda,
aquí conoció el piano Claudio Arrau.
Sabes de Brunet, Colvin, Rojas,
de Latorre, telteiboim y Pacheco Altamirano
y de unos Parra que cantan en San Carlos.
De heroes libertarios,
O´´Higgins del viejo Chillán
y de Ninhue Arturo Prat.
Sabes de leyendas, artes y cultura;
conoces de heroes, brujos
y destructivos cataclismos.
¿Sabes también de amor?
52.- DEL YO AL TÚ
Del yo al tú, como un Narciso
contemplado en el espejo de un río,
corro el riesgo de enamorarme de mi mismo
y extasiado deslizarme al torrente
que arrastra la belleza hasta la muerte.
De la simpatía a la empatía,
quiero verme trascender,
pasar del monólogo al diálogo,
encontrar mi vida dulcemente hermosa,
incluso más allá de lo somático.
Del Ello al Super Ello,
más que mero deseo de placer,
más que loca y apasionada relación.
Quiero que me tomes de la mano,
que me impidas tomar camino
y me dejes por siempre anclado,
aquí, a tu lado, en Chillán.
VIAJE
DEFINITIVO
53.- OBRA DE ARTE
La vida es una obra de arte,
un eterno recorrer de mil paisajes;
el cimiento del existir es uno mismo.
Solo siendo en verdad persona
se puede alcanzar la cúspide.
Necesidades vitales plenamente satisfechas,
seguridad, pertenencia, autoestima.
Brota el auténtico noble ideal
que conduce a la autorrealización plena,
¿qué importa en qué lugar?
Corporeidad, sociabilidad, afectividad,
¡complicado es existir!
La vida es una obra de arte.
Trascender a un brillante más allá,
¿terminará agusanada bajo tierra
esta noble escultura de mi vida?
o ¿llegará a ser objeto de admiración
en sucesivos lugares y siglos por llegar?
La vida es obra de arte.
Hoy es apenas un ensayo, un boceto,
mañana duro y arduo trabajo,
finalmente bella obra que extasía
los atónitos ojos de algún ser humano
que conoceré en otro tiempo y lugar.
54.- LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ
Es ésta mi bitácora de viaje,
un registro de tormentas
y días de paz.
De lugares de muerte,
de lugares paradisíacos,
testimonio de este eterno viaje
que ¿llega a su fin?.
Todo esto le he escrito por necesidad.
No se alimenta mi alma
si no recibe el salario de un verso.
Es un placer deslizar el lápiz
y estampar en roja tinta
lo que hay en mi interior.
No hay importancia de reglas,
verso asonante o consonante;
verso, prosa, tercia,
cuarteta, décima,
¿qué más da?
Escribo por que es un placer.
Tampoco importa si se leerá o no,
o si alguien osará declamarlo,
si será útil a alguien,
o si será otra basura
de las tantas que se han escrito.
Esta es mi Bitácora de Viaje.
Esto es mío,
y nadie me privará de este placer.
sábado, 17 de mayo de 2008
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